El conglomerado industrial indio Tata, fue elegido por la gigante estadounidense de automóviles Ford, actual propietaria de las automotrices inglesas Jaguar y Land Rover, como la compradora de dichas marcas de lujo, esto después de meses de especulaciones de si Tata le ganaría la batalla a otros compradores interesados en aquellas prestigiosas automotrices.